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El rincón del feligrés

Lidia Soler

“Mi vida cambia a mejor cuando estoy junto a Él”

 

Tengo la sensación que muchas personas de la parroquia conocen mi cara pero no saben quién soy. Espero que el ser la siguiente feligresa que ocupa este espacio sea una excusa para darle a mi cara un nombre jejeje. Me presento: me llamo Lidia y estoy muy metida en la pastoral juvenil de Santa Paula: pertenezco al grupo de jóvenes de la parroquia desde hace 9 años. Soy del grupo de Galilea, que seguro que ese nombre se conoce más. Tengo 24 años y he sido catequista de varios grupos de postcomunión. Ahora estoy con el grupo de 12-13 años los domingos. Soy también monitora del campamento y soy parte del equipo que prepara los diálogos para jóvenes (las adoraciones al principio de mes). También, fuera de la parroquia, me gusta el deporte y la naturaleza y estoy terminando los grados de Diseño y Bellas Artes para entrar el curso que viene en un máster de profesorado.

Comencé a ir a catequesis después de ir al campamento porque tenía interés en conocer más de Dios y profundizar en mi vida de fe, y lo que me encontré fue una iglesia de mi barrio que me acogió y en la que me sentía muy a gusto. Y pienso que eso que me hizo entrar a mí no ha cambiado porque a medida que ha ido avanzado el tiempo he visto a muchas personas entrar en nuestra parroquia por eso mismo: porque se sentían acogidas, sentían que tenía un espacio en el que poder ser escuchadas y se sentían invitadas a participar. No creo que esto sea fruto de un buen ambiente en el que conviven buenas personas, sino de la presencia de algo más grande en sus vidas que las une. Es cierto que de cara a la gente que no cree somos una comunidad unida que hace cosas por Dios, pero me parece que se queda un poco pobre comparado a lo que pasa realmente: Dios está vivo, está en la vida de la gente, se hace presente y nos hace partícipes de su amor. Y ese amor se vive en comunidad, ese amor se comparte y ese amor intenta ser mejor cada día.

Tenemos la suerte de tener fe, una fe que alimenta y que nos da fuerzas. Nuestra parroquia nos da un espacio en el que cultivar esa fe y la hace crecer, un lugar donde podemos mirarnos interiormente para después poder darnos al resto. Es un lugar de pausa, de calma, de apreciación, de dar gracias y de pedir perdón, un lugar en el que estar en común unión con Jesús. Es un lugar para todo el que quiera. Un sitio al que poder acudir si se necesita. Nuestra parroquia es una respuesta ante la presencia de Dios en la vida de la gente y estoy muy contenta de que esto sea así, no porque demos nosotros una respuesta, sino porque el Espíritu dentro de nosotros da una respuesta a esa necesidad de Dios. Nos pone en marcha y nos moviliza. Nos hace reunirnos y compartir, escuchar y acompañar. Gracias a Él amamos con más fuerza y con más pasión, y por Él tenemos muchas cosas que dar y compartir con el resto: con el barrio, con nuestros amigos y con nuestras familias.

A mí, el hecho de pertenecer a Santa Paula, me ha ido formando. Me ha hecho darme cuenta de la importancia de la entrega y del servicio para ser feliz y, aunque a veces es difícil y muchas veces no lo cumplo, merece la pena. También tengo la suerte de que todos los domingos, y los días de diario si quiero asistir, me lo recuerda la eucaristía. Además, nunca me he sentido tan amada por Dios como cuando me confesé en una adoración.

He vivido cosas tan bonitas con Dios que siento que yo también tengo que estar “al pie del cañón” para Él. Mi vida cambia a mejor cuando estoy junto a Él, entonces ¿por qué no iba yo a compartir esto con el resto? Por eso me apunto a todo lo que puedo. Siento que tengo mucho que dar, en lo que sea.

Empezamos a preparar diálogos a principios del curso pasado y es una pasada poder escribir y compartir las reflexiones que tenemos los cuatro del grupo y que sirva a la gente para acercarse más a las adoraciones. Participamos en el coro de jóvenes y hay unos proyectos preciosos en camino. Quiero un montón a mis niños de catequesis. Pienso que compartimos momentos divertidos y muy bonitos y Dios se hace presente en nuestras reuniones. Comparto mi fe con mi grupo y se nota que somos “enviados” porque estamos metidos en la organización de todas las actividades de la pastoral juvenil de la parroquia. También participo en actividades propuestas por las Esclavas de Cristo Rey, con las que nos hemos ido de Pascua varias veces, y con las Hermanas Hospitalarias. Estoy organizando el grupo de los jóvenes de nuestra parroquia para ir a la JMJ. En definitiva, estoy metida en muchas cosas sólo porque tengo a Dios en mi vida y quiero compartirlo con el resto. Y parece que estos meollos donde me mete van para largo JAJAJAJAJA, y yo encantada de ser herramienta de Dios en todos ellos.
Si Dios quiere, va a haber Lidia para rato.

4 respuestas a «Lidia Soler»

Hola Lidia: se nota que tienes muy presente la llegada del Espíritu Santo. Que la Virgen y el Señor te protejan siempre… ¡Te lo mereces por dar tanto amor ❤️!

Lidia, qué bonito mensaje, dice Rm5,5″El amor ha sido derramado sobre nuestros corazones por el Espíritu” Sí Dios derrama su amor cuando encuentra un corazón abierto y atento a la escucha como lo tuvo María y por eso el Señor hizo grandes maravillas porque hizo su morada.
Qué el Señor siga haciéndote crecer en fe y llenando tu corazón porque en El están las fuentes de la vida. Qué tu alegría, tu entrega a los demás, sirva para que otros jóvenes, niños, puedan también descubrir el amor que Jesús nos tiene a cada uno y esta deseando que le abramos nuestro corazón para hacer su morada.
Un abrazo muy fuerte y rezo por ti.

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