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La grandeza del Dios que sirve a los hombres

San Marcos 10, 17-30

Querer prevalecer sobre las demás personas es algo que el ser humano deja entrever frecuentemente y es fuente de sufrimiento inútil y contrario a lo que hizo Jesucristo en su vida, porque él sí que estaba por encima de la humanidad y, sin embargo, esta condición suya no la utilizó como privilegio personal puesto que no solo la dejó de lado sino que se humilló a sí mismo pasando por uno de tantos, mostrando a todos el camino a seguir, el camino de la humildad, el camino del servicio a las demás personas (cf. Fil 2,6-8).

La pretensión de prevalecer sobre las demás personas es irrealizable y causa de sufrimiento por no alcanzar lo deseado, mientras que por el contrario la actitud de servicio a los demás está al alcance de nuestras posibilidades y es fuente de serenidad al comprobar lo que da de sí la actitud de ser servidor de los demás, cumpliendo el mandato del Señor a sus discípulos que nos invita a ponernos al servicio de los demás (cf. Jn 13,14-15).

Jesucristo no se ha limitado a darnos una lección magistral sino que su enseñanza está corroborada por el testimonio de su propia vida, haciendo suyo lo dicho por Isaías, tal como la Carta a los Hebreos explicita, razón por la que Jesucristo merece nuestra confianza plena (cf. Hb 4,15).

A esto nos anima Jesucristo, puesto que su enseñanza y el ejemplo de su vida son un argumento de autoridad que debiéramos saber utilizar a lo largo de nuestra vida. Cuanto hemos experimentado a lo largo de la pandemia causada por el covid-19 pone de manifiesto la validez y la actualidad de la enseñanza y del ejemplo de Jesucristo.

Fr. José Mª Viejo Viejo O.P. – Convento de La Virgen del Camino (León)
Fuente: www.dominicos.org/predicacion/homilia/10-10-2021/

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