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«Paz a vosotros»

Lucas 24, 35-48


Comentario

El relato que hoy escuchamos en el evangelio pertenece ala tradición común. Aparece también en Mt 28,16-26 y Jn 20, 19-23. Sin embargo, Lucas lo inserta en su obra inmediatamente después del relato de los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35) que es exclusivo suyo. En el leccionario aparece el relato enlazado con el anterior por el versículo 35 “Los discípulos contaban lo que les había ocurrido cuando iban de camino y como lo habían reconocido al partir el pan”.

El encuentro con el Resucitado se describe del mismo modo que en los paralelos. Jesús se presenta en medio de ellos, les aluda con la paz y les muestra las manos y los pies, para que sepan que es él mismo. Pero Lucas añade además que comparte la comida con ellos, un trozo de pez asado. Se insiste, por tanto, en la autenticidad de la persona del Resucitado, no es un fantasma, ni una alucinación.

En el hecho de compartir la comida, igual que ocurre en Jn 21,19 junto al Tiberiades, vemos una alusión a la eucaristía. Y el hecho de que sea un pez, tiene especial significación, puesto que la palabra “pez” en griego, “ictis” corresponde al acróstico “Jesús, Cristo, Dios, Hijo, Salvador.” Por eso el pez se convertirá en el signo de identificación de los primeros cristianos.

La segunda parte de la escena es en realidad una catequesis sobre las Escrituras. Lo anunciado en el Antiguo Testamento se verifica en el Misterio Pascual de Cristo y ayuda a comprenderlo. Ahora bien, el sentido profundo de las Escrituras sólo puede captarse con la iluminación del Espíritu, por eso el Resucitado les abre en entendimiento para que puedan comprender.

Los versículos 46 y 47 constituyen una síntesis del plan de salvación de Dios, reflejado también en el anuncio del kerigma que hace la Iglesia apostólica.

El texto termina con la misión de los apóstoles: “Vosotros sois testigos de estas cosas”.

La misión apostólica es, ante todo, dar testimonio de Jesucristo muerto y resucitado.

Tanto en este relato como en el anterior de los discípulos de Emaús, encontramos un reflejo de la estructura de la celebración eucarística: mesa de la Palabra y mesa del Pan. También a los de Emaús les explica todo lo que se refería a él en la Escritura y le reconocen al partir el pan. Cuando nosotros nos reunimos a celebrar la eucaristía nos encontramos con el Resucitado a través de la Palabra proclamada y del Pan compartido.

José Francisco Riaza

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