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Nuestra parroquia está viva

Ya se están recogiendo los frutos de la convivencia más fraternal que hemos vivido nunca.

Carmen, Mar, Rafa, Pilar, Rocío, Elena, Carlos, Carolina… Ya tienen nombre todas las caras. Y es que seguro que todas las personas que han participado de la experiencia se han traído consigo un momento especial con muchos de los que estuvimos allí.

El pasado fin de semana del 7, 8 y 9 de octubre, tuvo lugar la convivencia de inicio de curso de nuestra parroquia. El grupo de jóvenes de Galilea era el encargado de organizar esta gesta nunca antes llevada a cabo en Santa Paula: Un encuentro sin límites de número ni de edad. Y una vez pasada la resaca emocional podemos decir que fue un éxito rotundo que ya está dando sus frutos.

El encuentro empezó como los de siempre, un autobús cargado de niños y jóvenes salió desde Tribaldos hasta Ribota, Segovia, a las mismas instalaciones en las que se celebra nuestro campamento de verano. Allí, todo los juegos, catequesis y comidas estuvieron cargadas de la emoción característica del reencuentro y la nostalgia, pero también de la ilusión y expectativas que causa un inicio de un curso nuevo. El sábado, los jóvenes se pusieron nerviosos ante la novedad, pues llegaban 16 adultos (varios de ellos eran los padres y madres de los propios catequistas). No defraudaron. Participaron de todo lo que se les proponía, jugaron al cartero real, bailaron, compartieron tras un testimonio de Fe, rezaron con los jóvenes en la oración de la noche y formaron dos equipos en la velada de los locos (si no sabes lo que es esto, apúntate a Ribota 2023 para descubrilo). ¡Y ganaron la gynkana!

Después de compartir por la noche una distendida “reunión de evaluación de la jornada, y de la vida” entre adultos y monitores, Miguel Ríos nos ayudó a recibir a las cincuentaytantas personas que bajaron del autobús y que se unieron a la convivencia el domingo por la mañana. La improvisada bienvenida (no estaba preparada) se transformó en una fiesta en la que muchos se acordaron de los que ya no están. Los jóvenes cantaban a gritos las canciones de Hakuna y las sonrisas de los recién llegados completaron el espíritu de fraternidad que no dejó de sentirse en toda la jornada. Allí había gente de todas la edades. Paco y Eusebio representaban a los más persistentes en la Fe, y por debajo de ellos había matrimonios, feligreses curiosos, padres de niños de catequesis, y hasta gente que pasaba por allí.

Todos y cada uno, reunidos por grupos de edad, trabajamos en el tema del día: “Santa Paula tiene vida”, proponiendo necesidades e ideas que pudieran hacer de nuestra parroquia un lugar constructivo y familiar donde reine la comunión entre todos y todas. Este propósito pudo palparse, y sentirse, en el compartir de la mañana, pero sobre todo, en la eucaristía de campaña que presidió un José Luis más sonriente de lo habitual. Así lo expresaron las lágrimas de alguna joven conmovida por la participación de los más mayores, lo bien que hablaron algunos adolescentes micrófono en mano y la cantidad de números de teléfono que recaudamos ofreciendo respuestas a todas las necesidades reales y expresadas en los pequeños círculos que se formaron durante el encuentro.

Para comer había Paella. Marbán ayudó a Héctor a prepararla y fue la guinda perfecta para un día perfecto. El broche ideal para cualquiera al que le guste comer entre amigos y hermanos. Y la verdad es que estábamos todos tan a gusto que se nos olvidó hacer fotos. ¡Hay muy pocas! Elegimos vivirlo todo al máximo. Elegimos vivir.

El curso ha empezado con fuerza. La siguiente eucaristía de una estuvo cargada de niños y la respuesta de los los jóvenes en los grupos ha sido buenísima. Muchos se han ofrecido a participar de la Operación bocata, en el grupo de comunicación o de economía. También hay convocada una reunión de adultos para proponer cosas nuevas. Y aún siguen resonando entre las paredes de Santa Paula muchos testimonios sonrientes de quienes lo vivieron, de todas las edades. Todos sueñan con repetir lo que vivimos en Ribota. Expresarlo es muy difícil, tenemos todo el curso por delante para compartirlo.

Una respuesta a «Nuestra parroquia está viva»

Sí, fue genial la convivencia en Ribota. Difícil de olvidar y con muchísimas ganas de repetir.
Gracias a los jóvenes por vuestra labor y por haber aportado…¡tanto!

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