¡Hola! Soy Samuel, tengo 21 años y tengo una enfermedad mitocondrial. No tengo lenguaje oral, así que me comunico a través de una tablet.
Una de las cosas que más me ayuda en el día a día es la música. Me encanta el rock y el heavy metal, los escucho una y otra vez. Como diría Barón Rojo: mi rollo es el rock.
Conocí la parroquia de Santa Paula gracias a mi abuela, después de que falleciera mi abuelo Ramón el verano pasado. Su pérdida me dejó muy, muy, muy enfadado con el mundo y con mi familia, porque tenía un vínculo muy fuerte con él. Fue un momento muy duro para mí.
En octubre de este año entré en el grupo Getsemaní, también gracias a mi abuela, que sabía que me sentiría bien ahí. Y tenía razón. Estoy muy feliz de formar parte del grupo. Con ellos comparto muchas cosas, muchas emociones, y me siento muy acompañado.
Cuando fui a una convivencia, estaba tan falto de energía que sentía que no podía más con mi vida. Pero allí algo cambió: me llené de fuerza y de ganas de hablar con los amigos y con los compañeros. Sentí una energía nueva y me dije: “Voy a dar una vuelta con mi silla de ruedas para charlar con todos. ¿Qué te parece, Espíritu Santo?”. Fue un momento especial, de esos que no se olvidan.
Empecé a ir a misa los domingos por la tarde a las 13h, y también los miércoles asistía a catequesis con Ana para prepararme para recibir los sacramentos. El 8 de junio celebré mi primera comunión, el bautizo y la confirmación, todo en una misma celebración. Fue un día muy especial para mí.
Santa Paula me mostró a Jesús, y es el quien me da energía y fuerza para seguir adelante. Gracias, Santa Paula.